Good morning, Spain,
que es different
Como
una barca varada en la arena, nos hemos parado. Hemos encallado; políticamente no
nos movemos.
Ni en Barcelona ni en Madrid, los dos centros de poder donde se
concentra y se resuelve hoy la vida nacional, sucede algo digno de mentarse; repetición,
porfía, empecinamiento: nada. Palabras, intentos, dejar hacer, dejar pasar,
pero la Generalitat sigue sin presidente, por el empeño de la guardia
pretoriana de Puigdemont de investirlo President “in absentia” pero en plasma,
y la guardia pretoriana de Rajoy empeñada en no pasar ni una en el Congreso.
Trece leyes aprobadas en 2017 y 45 vetos a las propuestas de la oposición. Sin
iniciativas legislativas se quitan a los opositores oportunidades de hacer su
labor. Estupendo.
Rajoy,
tranquilo, muy en lo suyo, ni gobierna ni deja gobernar y deja pasar el tiempo,
pero el vicio del perro del hortelano, que ni come ni deja comer, se ha
enseñoreado también de la Generalitat. ¿Quién iba a pensar que Rajoy y
Puigdemont se pudieran comportar como almas gemelas? Ni el Gobierno central ni
el autonómico tienen aprobados los presupuestos para este año, que es lo mínimo
que se puede pedir para funcionar como gobiernos. Pues, vale.
Tras la breve legislatura de
2016, Rajoy, en 2018, sigue actuando como si fuera el Presidente del gobierno
en funciones de 2015. Y ahí estamos, varados.
Les
dejo un párrafo de “España invertebrada” y saque cada cual sus conclusiones: “Castilla
se transforma en lo más opuesto a sí misma: se vuelve suspicaz, angosta,
sórdida, agria. Ya no se ocupa de potenciar la vida de las otras regiones;
celosa de ellas, las abandona a sí mismas y empieza a no enterarse de lo que en
ellas pasa.
Si Cataluña y Vasconia hubiesen
sido las razas formidables que ahora se imaginan ser, habrían dado un terrible
tirón de Castilla cuando ésta comenzó a hacerse particularista, es decir, a no
contar debidamente con ellas. La sacudida de la periferia hubiera acaso
despertado las antiguas virtudes del centro y no habrían, por ventura, caído en
la perdurable modorra de idiotez y egoísmo que ha sido durante tres siglos
nuestra historia”. Pues eso.
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