domingo, 11 de febrero de 2018

Portavoza

Sobre el uso del vocablo "portavoza", defendido por la portavoz de "Podemos", Irene Montero.


Este asunto no es sólo lingüístico, sino sobre todo heurístico, pues no hace referencia sólo al uso correcto o incorrecto de la lengua, sino al conocimiento del mundo; no alude al conocimiento del idioma y a los necesarios o innecesarios cambios en la gramática y, luego, en el diccionario, sino al conocimiento y posibles cambios en la sociedad.
La heurística hace referencia a los procedimientos para investigar, a los métodos para conocer y a las técnicas más adecuadas para plantear y resolver un determinado problema. Y, desde el punto de cambiar las desiguales relaciones entre hombres y mujeres, cambiar, a capricho, como en este caso, el uso las palabras no parece una buena solución.
Sí responde, en cambio, al deseo de llamar la atención y de transgredir, en lo que parece una de las habilidades de Podemos, con declaraciones "ostentóreas", como diría Jesús Gil, que era otro transformador de la lengua (y del urbanismo), para mostrar una rebelde y juvenil osadía.
La portavoz de Podemos parece estar inspirada por el positivismo norteamericano, con su típica visión individualista del mundo y de la vida, y por los libros de autoayuda, que centran todo el esfuerzo (y toda la culpa de lo que le suceda) en el individuo, en si quiere o no quiere cambiar su situación y, sobre todo, en si puede o no puede intentarlo, pues todas las situaciones, por malas que sean (y las de las mujeres lo son), se pueden superar a base de esfuerzo y de voluntad; querer es poder, y todo esfuerzo acaba teniendo su recompensa, ya que no existen barreras estructurales (políticas, económicas, culturales, raciales, sexuales, etc) que lo impidan, pues, en una sociedad que niega la existencia de clases sociales (y en consecuencia, la lucha de clases) y donde se celebra la movilidad y se impulsan el ascenso social y el éxito (medido en fama, poder y dinero), el único obstáculo es la voluntad de los individuos.
Esta es la "filosofía" del "american way of life", el soporte ideológico del estilo de vida norteamericano, difundido en novelas y películas -"yo puedo"-, asimilado por la nueva izquierda. Y Podemos lo lleva en el tuétano.

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