La
primera vez que escuché a un locutor de radio pronunciar, en francaise, of
course, la palabra “suspense” fue para anunciar “Las diabólicas”, la película
de Clouzot. La palabrita tuvo éxito y sirvió para calificar un género
cinematográfico basado en la incertidumbre, que mantenía al espectador en
suspenso, tenso en la butaca, esperando ansiosamente el final de la película
para volver a respirar. Alfred Hitchcock, que manejaba con habilidad (y a veces
con trampas) las claves del género, fue el maestro del “sispans”.
Pues,
henos aquí los de Pravia, y de otras latitudes, en pleno “sispans”, esperando, el
santo advenimiento que esta misma mañana tiene que llegar de la Moncloa.
En
esta España de cine pero sin dejar el folletín, en la que vivimos en permanente
parusía, con acontecimientos históricos todos los días y un apocalipsis anunciado
cada semana, este viernes sí que será definitivo; un viernes, quizá de dolores
para algunos, de temores para otros, incluso de pavores para quienes tememos lo
peor, dependiendo de la decisión del Presidente del Gobierno de anunciar, o no,
la convocatoria de las elecciones generales que pongan fin a esta breve
legislatura.
Mientras tanto, hasta que
aparezca Pedro Sánchez en la Moncloa, vivo sin vivir en mí; una par de horitas,
más o menos, de “sispans”.
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