jueves, 14 de febrero de 2019

Junqueras juzga al tribunal


El vicepresident del Govern de la Generalitat en los días de autos, Oriol Junqueras, después de anunciar que no responderá a las preguntas de la fiscalía, de la abogacía del Estado y de la acusación particular, ha mantenido una entretenida charla con su abogado defensor, mediante la cual, tras aceptar con cristiana humildad el brillante currículo profesional y la pacífica trayectoria vital que le ha preparado el letrado, ha impartido un cursillo sobre las bondades del nacionalismo y sobre su indudable talante democrático, en el que se le ha olvidado citar como ejemplo, que los independentistas sólo tienen el respaldo del 37% del censo y el 48% de los votos válidos, y que el partido más votado en Cataluña es Ciudadanos. Pero eso son pelillos a la mar, lo importante es lo que han  afirmado los independentistas siempre que han tenido ocasión y Torra hace unos días, que ellos obedecían el mandato del pueblo catalán emitido el día 1 de octubre. Vale.
Tras las arengas en favor de los justiciables con que los abogados defensores obsequiaron a los presentes en la sala, en la sesión del primer día, Junqueras ha decido juzgar a los juzgadores y convertirse en acusador espontáneo con una sarta de frases para pasar a la historia. Ha recalcado su objetivo político -“no renunciaré al derecho de autodeterminación”- y descalificado el proceso mismo: “Este es un juicio político”, “me considero un preso político”.
Además ha negado algunos de los cargos que sin duda le van a hacer: “No se usó dinero público en el referéndum”, “siempre hemos rechazado la violencia” y finalmente ha dictado a los jueces lo que deben hacer -“Esto no se resuelve poniendo a la gente en la cárcel”- y señalado que están colocados en el lado equivocado de la historia: “Nada de lo que hemos hecho es delito”, “votar no es delito, impedirlo por la fuerza sí”. Y luego, como en un desplante torero, ha dejado en el aire una frase -“Nuestra propuesta de solución política sigue vigente”- para brindar una salida airosa al estado español, que viene a decir déjense de pamplinas y vamos a negociar con alguien que sea valiente, no como Pedro Sánchez.    
Con esta actuación desde las filas del martirologio del catalanismo irredento, Junqueras espera arañar unos cuantos votos a su odiado rival, y sin embargo colega en esta aventura, que está en Bélgica viendo el juicio por televisión.

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