martes, 29 de agosto de 2017

Violencia y religión

Una respuesta Andrés Parra en FB

Al contrario que en el Islam, en la doctrina cristiana no hay apelaciones a la violencia.
El mandamiento de amar a Dios es un eufemismo, en realidad quiere decir amar su doctrina y a los que la imparten. Pero aún así es compatible con amar al prójimo, reforzado con el taxativo mandato de no matar. Es mejor, para el orden social (pues de eso se trata), amar al prójimo (como a uno mismo) que no amarlo, pero en caso de no amarlo lo que está condenado es matarlo. La doctrina cristiana recomienda las actitudes moderadas -fe, esperanza y caridad (virtudes llamadas teologales)- y prudencia, justicia, fortaleza, templanza (virtudes cardinales o principales)-, todas ellas atentas al prójimo, e incluso legisla contra los excesos que pueden lesionar los derechos de otros, como la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza (pecados capitales), que deben ser combatidos con los correspondientes remedios (virtudes opuestas): humildad, largueza, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia. Esta moderación se encuentra también en el llamado Sermón de la montaña (bienaventurados los mansos, los que lloran). No, en el Nuevo Testamento no se encuentran apelaciones doctrinales a la violencia; al contrario, predica la paciencia y la sumisión; la resignación ante el infortunio y a responder con un gesto de paz al violento (poner la otra mejilla). Otra cosa es el Viejo Testamento, que parece una religión diferente (creo que lo es) y más cercana al realismo, pues describe a la sociedad y a los seres humanos tal como son más que como deberían ser. Y perdonad el rollo.

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