domingo, 26 de febrero de 2023

Ucrania. Sobre la “Europa democrática”.

Respuesta a Agus Salva

1.Cierto. En la UE no estamos para tirar cohetes, además de Hungría y Polonia, crece una deriva autoritaria y conservadora, pero quedan cosas, instituciones, formas, valores, principios que merecen conservarse y defenderse, precisamente, contra quienes quieren acabar con ellos e incluso frente a quienes pretenden ser sus únicos administradores (“El gentil monstruo de Bruselas” como llamaba Enzensberger a la tupida burocracia).

2. La UE no puede librarse, por ahora, de su origen: un Mercado Común y en ciertos sectores un oligopolio privado, que se imponen sobre las decisiones de los ciudadanos, mal representadas, por otra parte, en las instituciones ante una burocracia muy poderosa, influida por poderosos lobbies. Ni puede librarse del neoliberalismo que la ha guiado desde hace 30 años, impulsado por las tres mayores economías (Inglaterra, Alemania y Francia) y seguidas dócilmente por las demás.  

3. Conocemos las dificultades que tienen las sociedades sometidas a gobiernos totalitarios para desprenderse de su inercia y de sus vicios (Alemania o Italia, por ejemplo, y España para desprenderse del franquismo ideológico). Por tanto, es fácil suponer que Ucrania esté pasando por un trance semejante (corrupción, oligarquías). Pero también cabe suponer que, si el sentir democrático no era muy profundo, ahora, frente a lo que Putin ofrece, lo será más. Una guerra es un momento excepcional para repensar las cosas; es como una colosal fragua donde se templa el país del futuro. Y además está la presión de la UE y las condiciones para aceptar a los nuevos miembros, que deberían de aplicarse, con más rigor si cabe, a algunos de los viejos para ponerlos en la puerta de salida

4. Pero en el artículo no me refiero sólo a las instituciones políticas y a su representatividad. Me estoy refiriendo sobre todo a las formas culturales, a la producción cultural no dirigida por el Estado, a la expresión individual grupal y a la posibilidad de emitir, crear, reproducir y divulgar, de los países que sea capaz de influir sobre otros. A la capacidad de exportar ideas, mitos, modos, y costumbres, que puedan ser aceptados por otros países; en definitiva, me refiero, al llamado ”poder blando”, en el que Occidente lleva mucha ventaja a Putin, cuya principal preocupación es la ubicación estratégica de Rusia en un orden mundial multipolar, donde el poder duro, las correlaciones exteriores de fuerzas, se apoya en correlaciones interiores de fuerza fundadas también en el poder duro (o durísimo). Y en eso Rusia tiene larga experiencia.   

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