lunes, 30 de mayo de 2022

Regata y regate

En viaje privado, llegó a Galicia el ex rey de España, D. Juan Carlos de Borbón, a participar en una regata de postín en uno de sus yates "bribones", que ya no sé cuántos lleva consumidos.

Es muy dueño de hacerlo, ya que no pesa sobre él interdicción alguna; los delitos financieros han sido saldados -regularizados, por favor- con Hacienda, han prescrito o caen bajo ese manto de la irresponsabilidad que, ilógicamente, ampara los actos del jefe del Estado de la cintura hacia abajo y de la cintura hacia arriba.

Fue bien recibido por el vecindario en general y por el PP en particular, cuyos prebostes se pasaron con el jabón, porque una cosa es ser monárquico y otra ser cobista. Aunque escuchó también algunas críticas de grupos reducidos de ciudadanos, que se atrevieron a nombrar la innombrable república, y sufrió una insistente demanda de los periodistas por arrancarle alguna declaración o explicación sobre asuntos, digamos, monetarios, o de otra índole con alguna nueva e interesada "churri".

No hubo tal. ¿"Explicación de qué"?, preguntó extrañado el Emérito. Y, con un regate digno de Mbappé, coló el balón en portería, dejando al respetable con la palabra en la boca y la quiniela a medias.

Después de pasar unas horas con la familia en Madrid, ha hecho mutis por el foro, y en avión privado ha vuelto al desierto, como Lawrence de Arabia.

25 de mayo, 2022

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