viernes, 12 de enero de 2024

Ni Podemos ni queremos

 Ayer, en una sesión parlamentaria de antología, los diputados de Podemos decidieron castigar a su ex camarada Yolanda Díaz negando su apoyo al decreto del Ministerio de Trabajo que pretendía aumentar el subsidio de desempleo desde los 480 a los 570 euros en los primeros seis meses de percepción. 

El voto negativo de Belarra y sus muchachas (4 féminas y un varón) a la reforma de la ministra de Sumar, se sumó, sin sonrojo, a los del PP, UPN y Vox, de manera que, junto a la subida del subsidio de paro, quedaron arrumbadas medidas para conciliar la vida familiar y la profesional y otras mejoras.

¡Que se jodan!, diría la niña de Fabra. Que se jodan, pensaron las de Belarra, o ni siquiera lo pensaron y ejecutaron lo que les venía dictado desde fuera de las cámaras. Parece como si oyeran voces; imperiosas voces.

Por otro lado, Podemos se sumó a la estrategia de Junts, que representa la versión arriscada de la derecha catalana, católica, privatizadora y recortadora de gasto social, para mantener la permanente instabilidad del Gobierno, pasando las oportunas facturas -nada es gratis en el valleinclanesco Ruedo Ibérico-, que también es una curiosa coincidencia de la izquierda exquisitamente pura, que se ufana en ser Podemos, con las derechas no exquisitas de varios pelajes, en el propósito de impedir que Sánchez pueda gobernar y aplicar su programa de reformas sociales.

Con ello, el sabio líder de Podemos, que ejerce sus funciones desde la televisión de Liliput, sólo atiende a los intereses inmediatos de su pequeño reino y muestra que carece de un proyecto para todo el país, lo cual sería una novedad en la izquierda postmoderna. Y ahí están para probarlo, primero, las recientes sanciones a trece miembros de la ejecutiva catalana de Podemos, que defendieron la coalición con Sumar en las elecciones generales del pasado julio, y, después, su llamada a desestimar un pacto con Sumar en las cercanas elecciones autonómicas de Galicia y pedir a las bases de Podemos que voten al Bloque Nacionalista Gallego. Esta es la verdadera realidad de las antaño llamadas confluencias.

Para FB, 11/1/2024.

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